MOTIVOS PARA EL LEGÍTIMO ORGULLO
Las Naciones Unidas han declarado, por vez primera, un ‘Año Internacional del Cooperativismo’, un gesto más que simbólico, puesto que reconoce de manera notoria la relevante labor que estas sociedades desarrollan en muchas partes del mundo, promoviendo con eficacia la máxima participación de las personas en el desarrollo económico y social y contribuyendo, en muchos casos de forma decisiva, a la erradicación de la pobreza.
Se trata, en consecuencia, de un motivo para la celebración, que debe llenar de orgullo a miles de murcianos que eligieron esta manera de emprender conjunta, inspirada en valores de solidaridad, de participación y de gestión democrática, como la fórmula más viable para construir un proyecto de futuro.
El movimiento cooperativo está firmemente implantado en el tejido productivo regional tras años de trabajo intenso, de esfuerzos compartidos, de sacrificios cotidianos, en los que las cooperativas murcianas han aportado mucho y bueno a nuestro progreso individual y colectivo. Durante estos años, el estrecho contacto que he podido mantener con el sector, en el ejercicio de mis responsabilidades de gobierno, me ha permitido conocer a muchas personas valiosas, capaces de hacer realidad sus sueños derrochando trabajo, ilusión y confianza.
Son mujeres y hombres que han puesto rostro, nombre y apellidos a ese espíritu combativo que enriquece nuestro tejido productivo por la cantidad de empresas que el cooperativismo ha ido creando año tras año y por la estabilidad laboral y personal que ofrecen a quienes acuden a ellas en busca de una salida profesional.
Y en este ‘Año Internacional del Cooperativismo’ resulta oportuno subrayar que si hay algo que está poniendo de manifiesto la crisis económica que padecemos es que las cualidades que definen al movimiento cooperativo se han convertido en un poderoso activo a la hora de afrontar la crisis que padecemos.
Numerosos datos, sumamente reveladores, evidencian que la mayor carga de responsabilidad de los socios en la toma de decisiones y la identificación patrimonial y afectiva con el proyecto facultan a las sociedades cooperativas para adoptar sacrificios que permiten ajustar costes con la menor incidencia posible sobre el empleo.
Ante los rigores de la falta de crédito y la caída del consumo, las cooperativas se han convertido en un ‘refugio’ frente a la incertidumbre económica, y están adquiriendo cada vez mayor protagonismo.
Los ciudadanos de nuestra Región supieron ver los beneficios y ventajas de las sociedades cooperativas hace mucho tiempo, y encauzaron su natural espíritu emprendedor a través de este tipo de empresas, situándonos en un lugar muy destacado dentro y fuera de nuestra fronteras.
Las cifras así lo demuestran, y recientes datos estadísticos nos revelaban, por ejemplo, que las cooperativas murcianas generaron más de 1.500 empleos en el último trimestre de 2011, lo que supone un 10,1% más que en el mismo período de 2010. O que el sector cooperativo murciano finalizó el año con un total de 16.958 empleos, lo que representa el 5,8% de todo el país. Y que Murcia fue en 2011 la primera comunidad en números absolutos en creación de sociedades cooperativas, con cerca de 90 nuevas empresas.
Quiere esto decir que nuestra región ha sabido conjugar, mejor que ninguna otra del territorio nacional, la vocación emprendedora de sus gentes, el necesario impulso de la Administración Regional y la labor siempre activa de las organizaciones del sector, de manera que el resultado fuera, en tiempos extremadamente difíciles, absolutamente admirable.
Y no es casualidad, en consecuencia, que este modelo asociativo tenga cada vez una presencia más sobresaliente en sectores clave como la agricultura, la educación o la atención a la dependencia, porque sabe apostar por la innovación y permanece siempre a la vanguardia, adaptándose con éxito a realidades siempre cambiantes.
Sin duda, este ‘Año Internacional del Cooperativismo’ nos invita a hacer balance del camino que hemos recorrido y a afrontar con decisión los retos que el sector tiene ante sí, que pasan por ganar la batalla a los nuevos mercados, consolidar posiciones de primacía en sectores tradicionales y posicionarse con fuerza en sectores emergentes.
Son retos al alcance de nuestras manos, porque a los cooperativistas murcianos, igual que al resto de los emprendedores de la Región, les sobra empuje, dinamismo, confianza, compromiso con la comunidad y preparación. Y estos valores, imprescindibles siempre, pero más que nunca en esta hora de dificultad, seguirán encontrando proximidad, cercanía y apoyo en el Gobierno regional, no solo porque nos sentimos obligados a respaldar a cualquier persona que decida emprender una aventura empresarial, sumando nuestra ayuda a su esfuerzo, sino porque en la aventura del cooperativismo sabemos de primera mano que los frutos son generosos y sumamente gratificantes.