Un valor seguro en época de ‘vacas flacas’, una tabla de salvación frente al cierre, la ambulancia de la crisis y la mejor alternativa para frenar desempleo. Son muchas las definiciones y calificativos que se han ganado las cooperativas en los últimos años debido a que han conseguido lo que parecía impensable: crecer en estos tiempos tan convulsos para la economía española y mundial.
Se trata de un modelo empresarial que sigue en auge tanto para negocios de nueva creación, como para sociedades limitadas que se transforman y empresas abocadas al cierre en las que los empleados se asocian y crean una nueva forma de trabajar. Las características específicas de estas empresas, entre las que sobresalen su mayor flexibilidad e implicación de los socios con el proyecto empresarial, han llevado a que la reducción en el empleo sea sensiblemente inferior al resto de fórmulas jurídicas.
El informe del Ministerio de Empleo y Seguridad Social del último trimestre de 2012 muestra que las cooperativas españolas aumentaron el empleo un 6,8%, de tal forma que cerraron el año con 286.912 trabajadores, 18.144 más de los que había en el trimestre anterior. No obstante, el modelo no está exento de dificultades y también sufre los estragos de la crisis, lo que se ha visto reflejado en un ligero descenso de apenas el 1,2% respecto a 2011, es decir, unos 3.386 trabajadores menos.
En el caso de la Región de Murcia, las cooperativas crearon 1.613 puestos de trabajo entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre, lo que supone un crecimiento del 10,3% respecto al tercer trimestre. El año también se cerró con 297 trabajadores más que en 2011 (un 1,8%). La Región cuenta con un total de 17.255 cooperativistas, una cifra que se acerca a los registros de 2007, cuando el número de empleados en el tercer trimestre del año, momento en el que se inició el desmoronamiento de la economía mundial, ascendía a 17.573 empleados.
En el último trimestre de 2012, el empleo en las cooperativas creció en la Comunidad Valenciana (36,3%), Andalucía (18,3%), Murcia (10,3%), Canarias (2,8%), Cantabria (1,8%), País Vasco (1,4%) y Madrid (1,1%). Si se comparan los datos de 2012 con el año anterior, el empleo subió en Cantabria (11,8%), Galicia (2,1%), Murcia (1,8%), Comunidad Valenciana (1%), Madrid (0,4 %) y Extremadura (0,1 %).
Los datos demuestran que, en medio de la profunda crisis económica, existe un modelo empresarial capaz de generar un desarrollo sostenible que compatibiliza el crecimiento económico y la cohesión social, así como que el empleo que genera es más resistente que el del resto de formas de emprendimiento por su capacidad de adaptarse a situaciones desfavorables.
Respecto al número de sociedades, a cierre de 2012 había 21.499 cooperativas, un 2,4% menos que en 2011, después de que solo crecieran en Galicia (1,4%), Cantabria (1,3%), País Vasco (0,7%) y Cataluña (0,6%).
Gobierno, patronal y sindicatos coinciden que el modelo cooperativo es más resistente a la crisis que las empresas convencionales, tanto en lo que respecta al empleo como a la desaparición de sociedades. El director general del Trabajo Autónomo, Economía Social y Responsabilidad Social de las Empresas, Miguel Ángel García Martín, asegura que está “en el propio ADN” de estas sociedades recurrir a fórmulas más flexibles antes que a la extinción del empleo, como demuestra que en este sector el trabajo destruido haya sido seis puntos inferior en los últimos doce meses y casi diez puntos desde que se inició la crisis.
“El emprendimiento colectivo puede ser una fórmula de éxito en tiempo de crisis”, indica García Martín, quien cree que “nada hace pensar” que este año cambiará la tendencia para las cooperativas.
En el caso de la Región, las perspectivas son buenas, puesto que la modificación el pasado mes de junio de la Ley 8/2006 de Cooperativas que reduce el número mínimo de personas necesarias para constituir una de estas empresas, que pasa de tres a dos, supone una medida que permitirá una mayor flexibilidad y agilidad en la creación de estas entidades. Además, el sector está pendiente de la firma del segundo Plan de Economía Social, que a buen seguro incentivará la creación de puestos de trabajo y empresas, así como pondrá en marcha medidas para mantener las cooperativas que ya están funcionando.
El presidente de Ucomur y Coceta, Juan Antonio Pedreño, cree que las cooperativas no son la “solución milagrosa” del paro, pero considera que en determinados casos pueden constituir una “tabla de salvación”. Considera que es una forma de empresa que está siendo valorada por muchos gobiernos, analistas e instituciones como una de las soluciones fundamentales para salir de la actual situación económica, puesto que consideran vital la implicación de todas las personas de la empresa, “algo que evidentemente ocurre en las cooperativas con mayor intensidad que en el resto”.
Destaca que frente a una empresa convencional, donde el dueño puede bajar el sueldo de los trabajadores y no perder beneficios, en la cooperativa las ganancias se reparten entre los socios o se reinvierten para consolidar el valor de la sociedad.
Ello no impide que, como cualquier empresa, las cooperativas busquen obtener el máximo beneficio de su actividad, aunque la diferencia estriba en que cuando los socios son partícipes de las ganancias, y las pérdidas, el uso de los beneficios es “otro”, indica. Se trata de un modelo que no busca el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sino que cuando una empresa cooperativa se crea, quiere que esos empleos duren toda la vida.
Además, se distingue por aportar valores al ámbito empresarial, como la solidaridad, la participación, la democracia, la igualdad y especialmente el compromiso con el empleo, donde están poniendo firmemente toda su implicación por su doble condición de socios y trabajadores.
Por todo ello, señala que el principal reto del sector es que la sociedad y los gobiernos conozcan el peso de las cooperativas y, de forma general, de las empresas de economía social, en la economía y cómo contribuyen a crear riqueza en todo el mundo.
El secretario de Economía social y autoempleo de CC OO, Jordi Ribó, coincide con Pedreño en que el cooperativismo puede ser una salida ante la crisis, aunque apunta que como cualquier otra empresa, tienen que ofrecer un producto “que tenga proyección”.
El secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, también cree que este tipo de empresa, en cuya propiedad hay una participación directa de los trabajadores, aguantan mejor la crisis porque tienen mayor capacidad de adaptación. “Es la lucha por la supervivencia del empleo”, subraya Ferrer, quien se muestra convencido de que con la participación de los trabajadores se pueden buscar fórmulas más flexibles, “todo lo contrario” de lo que se ha hecho con la reforma laboral, “que ha impuesto el poder empresarial”. Así, recuerda que muchas empresas han cerrado porque los empresarios buscaban beneficios que hoy en día no son viables y, ante ese “abandono”, los trabajadores han optado por la economía social.