El papel del cooperativismo y sus aportaciones para un nuevo modelo económico y social

Juan Antonio Pedreño Frutos OPINIÓN

Juan Antonio Pedreño Frutos

Si hay un modelo de crecimiento empresarial y social en España y  Europa, el más social y sobre el que hay que construir el futuro de Europa, ese modelo es el que representan las cooperativas y las empresas de la economía social”

El cooperativismo y la economía social constituyen hoy en día una realidad empresarial imprescindible para el desarrollo socioeconómico de nuestra región y también de nuestro país. La Región de Murcia es, de hecho, la primera comunidad autónoma en número de cooperativas por cada 100.000 habitantes, con un importante crecimiento en los últimos veinte años, habiendo pasado de en torno a 700 cooperativas a más de 1.500, y empleando a más de 13.000 personas más que dos décadas atrás. Datos que se unen a todo lo que aporta un modelo de empresa basado en la primacía de la persona sobre el capital; el compromiso con el entorno; la puesta en conocimiento de valores como igualdad, equidad y solidaridad; y todo ello en el marco de una empresa democrática y participativa que pretende dejar un legado, un impacto positivo a su paso.

En España se contabilizan más de 42.000 empresas de economía social que cuentan con más de 2,2 millones de puestos de trabajo y producen el 10% del PIB del Estado. Esta fuerza económica y social está muy extendida en la Unión Europea, donde sus cerca de 3 millones de empresas dan empleo a más de 14,0 millones de puestos de trabajo y generan el 8% del PIB de la Unión Europea, según el último informe del Comité Económico y Social Europeo.

La Economía Social es un modelo de empresa basado en la solidaridad, el compromiso y la participación de las personas en la gestión de la empresa, aspectos que responden, también, a los grandes retos de Europa.

“EL COOPERATIVISMO DE ENSEÑANZA SUPONE EL 50% DE LA EDUCACIÓN CONCERTADA DE LA REGIÓN Y AGLUTINA A 40.000 ALUMNOS, INCLUYENDO LAS UNIDADES DE EDUCACIÓN DE 0 A 3 AÑOS”

Empresas que contribuyen a hacer más social el crecimiento de los diferentes países de nuestro continente por su papel clave en la creación y mantenimiento del empleo. El cooperativismo y la economía social son “una de las piedras angulares del modelo social europeo” y han sido un estandarte en la recuperación económica de nuestro país, como confirma el hecho de que este tejido empresarial ha experimentado una menor destrucción de empleo de hasta el 7 por ciento menor con respecto al resto de empresas. Cifra que llegó a alcanzar el 10 por ciento en el caso de las cooperativas.

Representa un modelo empresarial moderno y competitivo que ofrece además soluciones innovadoras a las demandas de los mercados y de la sociedad. Es un actor empresarial que se ha consolidado como un acelerador de la innovación social en sectores como la salud, la educación, la vivienda o la atención a personas mayores y dependientes, donde presta servicios de alta calidad.

Empresas que impulsan un modelo económico más sostenible a través de inversiones con un fuerte impacto social, que fomenta la transición hacia las energías renovables y nuevas formas de producir y de consumir más respetuosas con el medioambiente.

Empresas que con su rica diversidad constituyen en palabras del Parlamento Europeo “un motor de cambio frente a los retos a los que se enfrenta la Unión Europea” y “un pilar fundamental en términos de cohesión y empleo”. 

La Región de Murcia es un referente en cuanto al modelo cooperativo se refiere, con un impacto importantísimo, no solo en nuestro tejido productivo, sino también en la Educación regional. No en vano, el cooperativismo de enseñanza supone el 50% de la educación concertada de la Región de Murcia y aglutina a cerca de 40.000 alumnos, incluyendo las unidades de educación de 0 a 3 años.

En cuanto a España, somos un país de referencia en el fomento de la economía social y lideramos la promoción de este modelo de empresa en Europa.  Nuestro país fue el primer Estado miembro en dotarse de una Ley de Economía Socia que ha sido factor clave para generar un entorno institucional favorable para el sector y que ha servido de base para que el Gobierno adopte medidas específicas, como ha sido el Programa  Operativo de Inclusión Social y Economía Social, financiado con el Fondo Social Europeo  que se va traducir en la creación de nuevos miles de empleos y empresas con un fuerte impacto local y territorial. Fruto de esta Ley, en el 2018 se aprobó la Estrategia Española de la Economía Social 2017-2020,  una hoja de ruta potente para desarrollar y potenciar este modelo empresarial, pionera también en Europa. En este momento comenzamos la elaboración de la Estrategia 2021-2027.

Y es precisamente en este periodo, en el que la sociedad siente una gran desafección hacia las instituciones, como consecuencia de la crisis y del crecimiento de las desigualdades, en el que  muchos ciudadanos aspiran a un nuevo modelo económico más equitativo y generador de bienestar, y donde iniciativas como el Pilar Europeo de Derechos Sociales, la Agenda 2030 – donde la Economía Social es una de las nueve políticas palanca del gobierno de España- y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son más necesarias que nunca para reivindicar y renovar el compromiso de los ciudadanos con el proyecto de integración europea.

Estamos inmersos en un entorno social cada vez más sensible y consciente de la necesidad de generar respuestas a los problemas reales de las personas. El crecimiento económico y la reducción del desempleo no están siendo lo suficientemente importantes como para generar una mayor cohesión social aquí y en toda Europa que, paradójicamente, ve cómo se están incrementando los niveles de desigualdad y pobreza.

Se ha generalizado en una parte de nuestra sociedad, especialmente entre los jóvenes, el sentimiento de que vivimos una crisis estructural y permanente que limita sus expectativas de futuro ( el desempleo juvenil es el más alto de Europa).

Asistimos a una vertiginosa transformación económica y social, a causa de la penetración y generalización de las nuevas tecnologías. Una revolución de enorme envergadura que como siempre ocurre en periodos de cambio social, ofrece grandes oportunidades pero también enormes desafíos.

En este nuevo entorno se multiplican las propuestas para establecer un modelo económico en el que prime el interés general y el bien colectivo frente a sistemas que favorecen la concentración de la riqueza en unas pocas manos.

Nuevas iniciativas en favor de una sociedad abierta y participativa que asegure una igualdad de oportunidades sobre la que construir una economía más sostenible y equitativa.

Son demandas que, en estos momentos, marcan la agenda internacional. Y por tanto la agenda de nuestro país. Y es por ello que también los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas responden a una ambición global de poner fin a la pobreza, de generar un crecimiento económico con impacto positivo en la creación de empleo, a la vez que se atienden las necesidades sociales como la educación, la salud, la protección social y a la lucha contra el cambio climático.

Cada vez son más voces las que se suman a la necesidad de una nueva economía al servicio de las personas, del progreso y de la cohesión social. De un nuevo modelo económico en el que la economía social “desempeñe un papel fundamental a la hora de resolver toda una serie de cuestiones sociales y económicas”. 

La Economía Social y el cooperativismo serán sin duda un pilar de esta nueva economía para el futuro de la Región de Murcia, de España y de la Unión Europea, porque han sido y son un actor del cambio que se anticipa y da respuesta a las demandas de la sociedad actual.

Y los valores y Principios que rigen este modelo de empresa, como la solidaridad, la participación democrática, la equidad, empresas donde prima la persona por encima del capital, hacen que la Economía Social sea el punto de referencia y de encuentro en el que confluyen las nuevas iniciativas que apuestan por un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo.

Empresas donde el capital es un instrumento necesario para funcionar y alcanzar un objetivo social, o de interés general pero no un fin en sí mismo.

Empresas que siempre han demostrado que no reducen sus objetivos a la maximización del beneficio sino que gestionan proyectos en el mercado que generan un impacto positivo, proyectos sostenibles que producen un mayor bienestar de las personas y de la sociedad, mediante la redistribución de la riqueza y la reinversión  en el objeto social de la empresa.

Empresas que han hecho de la transparencia un elemento distintivo de la Economía Social. Empresas y entidades que se basan y se gestionan mediante la participación de sus miembros

 En definitiva, empresas responsables que se rigen por una vocación transformadora de su entorno. Que surgen de la iniciativa emprendedora colectiva para dar respuesta a “retos comunes de las personas” como el empleo, satisfacer una demanda social o dar soluciones positivas e innovadoras generalmente en el territorio donde surgen. Empresas que no se deslocalizan. Que fijan población al territorio y contribuyen a que no se incremente el porcentaje de pueblos abandonados en nuestro país, en estos momentos en torno al 40 por ciento según un estudio del Consejo Económico y Social de España. Las cooperativas agroalimentarias, las de trabajo asociado y las del sector pesquero son fundamentales para conseguirlo. Y este es un elemento que me parece especialmente característico y determinante para su apoyo.

El cooperativismo y la Economía Social están presente en todos los sectores de actividad económica.  Industria, agroalimentario, educación, sanidad, servicios sociales de interés general, banca, seguros, energías renovables, reutilización y reciclaje (será el eje de la llamada economía circular), vivienda, construcción, consumo, ocio, economía digital) “el futuro es digital. La información hoy es el petróleo del siglo XX”. Una economía que tiene innumerables experiencias innovadoras de éxito a través de pequeñas y medianas empresas o de grandes grupos empresariales.

Es el aliado óptimo de los poderes locales como agente de desarrollo económico y social en los territorios. Contribuye a reducir las desigualdades y a redistribuir la riqueza, potencia la igualdad y la diversidad y provee servicios sociales accesibles para todas las personas.

Y esta importancia y su valor añadido en Europa ha sido reconocidos por las Instituciones Europeas, porque este modelo de empresa ha contribuido de manera efectiva al objetivo que marca la construcción europea desde el Tratado de Roma hasta nuestros días: Generar una prosperidad compartida y promover la solidaridad como un medio para construir una sociedad basada en el bienestar de los ciudadanos”.

El Consejo de la Unión Europea identifica a la Economía Social como “un motor clave del desarrollo económico y social en Europa, para el empleo, la cohesión social, la innovación social, el desarrollo local y regional. y la protección del medio ambiente”.

2021: Un año clave para la Economía Social europea y, por tanto, para el modelo cooperativo

Desde que la Presidenta de la nueva Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, encomendara en diciembre de 2019 al Comisario de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, la elaboración de un Plan de Acción Europeo para la Economía Social, más de 20 comunicaciones e iniciativas políticas de la Comisión Europea han incorporado a las empresas y organizaciones de la Economía Social: la Estrategia para las PYME, el Plan de Acción para la Economía Circular, el Pacto Europeo por el Clima, la Nueva Agenda del Consumidor, la Estrategia LGTBIQ o la Agenda de las Capacidades, que situó a la Economía Social como uno de los 14 ecosistemas industriales claves para la recuperación.

La Economía Social y el cooperativismo son una prioridad en los programas clave del nuevo Marco financiero Plurianual 2021-2027 como InvestEU, dirigido a estimular la inversión, la innovación, la creación de empleo y la PYMES, el Fondo Social Europeo Plus, el FEDER o el programa sobre el Mercado Único, que tiene como objetivo mejorar el funcionamiento del Mercado Interior, reforzar la competitividad de las empresas de la UE y promover unas estadísticas de calidad y fiables.

A todo ello debemos sumar que el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE debe “promover el espíritu empresarial, la economía social, el desarrollo de infraestructuras y transportes sostenibles, y la industrialización y reindustrialización, y deben atenuar los efectos de la crisis de la covid-19 en la economía”. Las empresas de Economía Social constituyen en definitiva una de las prioridades de inversión para generar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador y están llamadas a tener un papel protagonista en el Plan de Recuperación del Gobierno de España.

En este sentido, CEPES, organización de la Economía Social a nivel nacional que también presido, presentará un proyecto transversal, con iniciativas conectadas entre todos los sectores que garantizan una visión multisectorial y de cohesión social, con el objetivo de crear un Ecosistema  de economía social y sentar las bases para una España moderna, inclusiva y más sostenible.

Como ejemplo del reconocimiento actual, solo señalar una de las recomendaciones de la Declaración de Cascais ( Portugal), en el marco de su Presidencia Europea:

– “Recomendar a la UE y a los Estados miembros el refuerzo de la apuesta por las entidades de la economía social como instrumentos de resiliencia en el contexto de la crisis económica y social provocada por la covid-19, incluyéndolas en los Instrumentos de Financiación Europeos y en los Planes de Recuperación y Resiliencia nacionales, en particular, en lo que se refiere al mantenimiento y la creación de empleos estables, dignos y de calidad”.

Se abren por lo tanto grandes “ventanas de oportunidad” para liberar todo el potencial de la Economía Social y del cooperativismo, que constituye una parte muy importante del panorama socioeconómico europeo y respecto al que la Región de Murcia no puede quedarse atrás. El año 2021 aparece como un año clave para la Economía Social. Nuestra responsabilidad será aprovecharlo e intentar trasladar nuestro modelo a la sociedad aún con más fuerza, si esto es posible.

Juan Antonio Pedreño Frutos

Presidente de Ucomur y Ucoerm