En el mundo alrededor de 1.217 millones de personas trabajan en un total de 3 millones de cooperativas representando un 12% de la población mundial. Además, las cooperativas proporcionan empleo al 10% de la población activa. Mientras, en Europa existen alrededor de 180.000 empresas cooperativas con más de 140 millones de miembros que se traduce en el 17% de la población europeo según los últimos datos de Alianza Cooperativa Internacional. Según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social en 2019 están registradas 18.635 cooperativas en España.
El cooperativismo tiene nombre de mujer
Son diversos los países en los que las mujeres representan un gran porcentaje en las cooperativas. Según los últimos datos el 51% de los asociados de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA). El cambio durante los últimos años ha sido muy significativo ya que la representación de las mujeres en la Economía Social ha pasado del 38% a un 62% en menos de una década.
Históricamente, el objetivo de las cooperativas ha sido la creación de un modelo empresarial centrado en las personas, además de ser dirigidas de manera democrática por todos sus socios. Las empresas que conforman el tejido corporativo son empresas basadas en valores que priorizan la justicia y la igualdad, por lo que ya en sus orígenes el cooperativismo rechaza cualquier discriminación por razón de sexo. Esto se ve reflejado ya en la declaración de 1966 de la Alianza Cooperativas Internacional instaba a la adopción de acciones que aseguren la igualdad entre mujeres y hombres.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 destaca el objetivo 5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Entre las metas de este objetivo se encuentra “poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo” y “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública”. El cooperativismo debido a sus valores democráticos e igualitarios está completamente comprometido con los ODS.
En los últimos años han aparecido numerosas consultoras de género en el mercado empresarial, que ayudan y fomentan la implementación de Planes de Igualdad en el sector empresarial, las administraciones públicas, entidades del Tercer Sector e instituciones educativas. Seleccionamos dos cooperativas asociadas a UCOMUR que trabajan para la implementación de estos planes.
(Entrevista a) EgaleCo Lab
EgaleCo Lab s una cooperativa consultora especializada en igualdad, que acompaña a empresas y entidades en la incorporación estratégica de la igualdad entre mujeres y hombres. Esta cooperativa está conformada por Silvia Soto Ruiz, Sandra R. Pintor y José Luis Izaguirre, un equipo multidisciplinar con experiencia en género, diversidad, políticas de igualdad y comunicación.
¿Cuáles son los objetivos y valores de vuestra cooperativa?
Nuestra cooperativa tiene como fin último contribuir al principio de igualdad efectiva entre mujeres y hombres en todas las áreas de la sociedad. Para ello hace falta que todos los entornos, también el ámbito laboral, sean igualitarios y no se produzcan discriminaciones por razón de sexo.
¿Por qué os hicisteis cooperativa?
Como empresa enmarcada en el cuarto sector, EgaleCo Lab responde a la lógica empresarial, pero también tiene un fin social. Así que, desde el principio, tuvimos muy clara esta forma jurídica pese a que muy poca gente apoyaba esta idea: nos constituimos como cooperativa por coherencia. Nuestro equipo y nuestro sector profesional comparte los valores cooperativistas y de la economía social, basados, entre otros, en la democracia, la cohesión social, la equidad, la justicia social, la solidaridad y el interés colectivo.
¿Qué diferencia las cooperativas como modelo empresarial de otros modelos en materia de igualdad?
Desde nuestro punto de vista, se diferencian sobre todo en dos cuestiones, pero que resultan esenciales: en sus valores y principios, a los que ya hemos hecho referencia anteriormente, y en su forma de gestión y estructura organizativa. En este sentido, la democracia organizacional de las cooperativas conecta directamente con el principio de igualdad, vínculo que, para nuestro equipo, no es tan evidente en otros modelos empresariales.
¿Qué ha aportado el cooperativismo a la mejora de la situación de la mujer en el ámbito laboral?
Una de las mejores formas de explicar la relación entre el cooperativismo y la situación laboral de las mujeres sería aquello de que, como decía Pauline Green, primera presidenta de la Alianza Cooperativa Internacional, las cooperativas dan poder a las mujeres y las mujeres dan poder a las cooperativas. Así que, sin duda, el cooperativismo abre una posibilidad de empleo a las mujeres, mejores condiciones laborales y las ayuda a empoderarse gracias a esa inclusión laboral y a esa participación que pueden desarrollar en las cooperativas. Y esto resulta especialmente relevante para las mujeres en el ámbito rural.
¿De qué forma, si es el caso, las cooperativas facilitan el acceso de las mujeres a un empleo igualitario?
Como hemos mencionado antes, la horizontalidad es uno de los pilares del cooperativismo y la economía social, por lo que ayuda a romper con los techos de cristal y a diluir la segregación horizontal y vertical. El liderazgo compartido es más plausible. Sin embargo, la cooperativa no es de por sí garante de igualdad, y menos todavía de igualdad entre mujeres y hombres. Como en todas las empresas, tiene que existir e implementarse una política de igualdad bien estructurada y con criterios técnicos para que se logre.
¿A qué obstáculos se enfrenta la mujer en el sector cooperativo?
Si bien es cierto que el cooperativismo tiene la igualdad en su ADN, las cooperativas no dejan de ser un producto de la sociedad, de una sociedad en la que la desigualdad persiste, donde la socialización diferenciada de hombres y mujeres continúa y donde la jerarquía en las relaciones de poder entre hombres y mujeres sigue siendo evidente. Por tanto, las cooperativas no son ajenas a esta realidad y, como cualquier institución, también reproducen roles y estereotipos de género. Esto, por ejemplo, se constata de manera muy clara en la forma de participación de unos y otras en el movimiento cooperativista: aunque haya una presencia relativamente equilibrada como cooperativistas, esto no se traduce en una participación equitativa en los órganos de gobierno y de gestión.
(Entrevista a) IDAD CO
IDAD CO es una cooperativa consultora especializada en la igualdad en todas sus vertientes, tanto en el sector público como privado. La labor principal de esta cooperativa es la realización de acciones que tienen como objetivo la consecución de la igualdad real entre mujeres y hombres. Esta consultora está conformada por Cecilia Ibáñez y Pedro Guirado especializados en diferentes actuaciones que tienen como objetivo la reducción de las desigualdades estructurales, como, por ejemplo, acciones formativas y de sensibilización en materia de igualdad, elaboración y evaluación de planes de igualdad, estudios de investigación sobre desigualdades, informes y elaboración de guías didácticas con perspectiva de género o campañas de audiovisuales inclusivas, entre otras.
¿Cuáles son los objetivos y valores de la cooperativa?
Los valores principales de nuestra cooperativa es la igualdad como eje transversal en todas las acciones que se desarrollan desde la misma, así como los principios que rigen el cooperativismo y la Economía Social como forma democrática, participativa, abierta, y consecuente con las personas, la sociedad y el medio-ambiente.
¿Por qué os hicisteis cooperativa?
La decisión de escoger la cooperativa como forma societaria es por la identificación con los principios y valores cooperativos, ya que se caracterizan por formas de gestión democráticas, participativas, solidarias y comprometidas con la cohesión, la transparencia, la equidad y la justicia social.
Por lo tanto, este modelo societario es el que más se ajusta a nuestra forma de entender la gestión empresarial, poniendo en el centro los valores éticos y favoreciendo las condiciones necesarias para que las mujeres participen, ocupen puestos de responsabilidad, y accedan al mercado laboral en situación de igualdad real.
¿Qué diferencia las cooperativas como modelo empresarial de otros modelos en materia de igualdad?
Las cooperativas constituyen entornos adecuados para el desarrollo profesional de la mujer, por el desarrollo de una cultura organizativa que hace de la igualdad de oportunidades, el respeto a la diversidad, la gestión democrática y el fomento de las relaciones humanas entre trabajadoras y trabajadores, valores básicos de su funcionamiento como empresa, además, las sociedades cooperativas se rigen por el principios de igualdad y equidad entre las personas socias, y esta es la base del funcionamiento de la cooperativa.
Por lo tanto, es indudable que el cooperativismo es más igualitario y menos discriminatorio que el mercado general y que las cooperativas han demostrado ser la forma societaria más factible para generar espacios democráticos, participativos, e igualitarios.
¿Qué ha aportado el cooperativismo a la mejora de la situación de la mujer en el ámbito laboral?
Según los datos extraídos de diferentes estudios, el cooperativismo ha aportado beneficios a la situación de las mujeres en materia de igualdad laboral ya que inciden positivamente en el acceso de la mujer al empleo y mejora sus condiciones laborales (la presencia de mujeres en cooperativas es equitativa, y sus contratos son más estables y existe menor temporalidad que en otras formas societarias). Las mujeres tienen mayor presencia en puestos de responsabilidad que en otras empresas: la gestión democrática de las cooperativas supone avances en la participación de las mujeres, mejora el clima laboral, favorece la flexibilización y las medidas de conciliación corresponsabilidad, entre otras.
A pesar de que se den condiciones propicias para la igualdad en las organizaciones, todavía queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad efectiva, ya que en las cooperativas también se siguen reproduciendo gran parte de las desigualdades estructurales comunes al resto del mercado laboral.
¿De qué forma, si es el caso, las cooperativas facilitan el acceso de las mujeres a un empleo igualitario?
Las empresas cooperativas constituyen una buena opción para dar respuesta a las desigualdades de género (especialmente en el mercado de trabajo) debido al arraigo en los valores de autoayuda, participación, justicia social e igualdad, y también en el crecimiento económico adquirido mediante la cooperación y participación democrática de sus integrantes. Las cooperativas han sido consideradas como un instrumento idóneo de creación de nuevas empresas, en muchas ocasiones ocupadas por mujeres. Muchas mujeres han considerado que la creación de una cooperativa les da la oportunidad de ser propietarias y líderes de una empresa, algo que consideran más complicado en las empresas convencionales.
Sin embargo, las mujeres siguen encontrando numerosos obstáculos y dificultades que impiden la igualdad efectiva, y, por ende, se pone de manifiesto la necesidad de que todas las empresas de la economía social se comprometan con la reducción de las desigualdades existentes.
¿A qué obstáculos se enfrenta la mujer en el sector cooperativo?
A pesar de que las cooperativas son los modelos empresariales idóneos para la reducción de las desigualdades entre mujeres y hombres, todavía seguimos encontrando numerosas barreras que dificultan el acceso, la promoción, y el mantenimiento laboral de las mujeres. Estas características no son propias del sector cooperativo, sino que se dan en todos los diferentes sectores, y tienen que ver con las desigualdades estructurales que encontramos en todas las esferas de la sociedad.
Si analizamos los tipos de contratos, la estabilidad en el empleo, las segregaciones ocupacionales, etc, podemos observar como las mujeres socias y trabajadoras de cooperativas encuentran similares dificultades que sus homólogas en otras empresas.
UCOMUR, apoyo incondicional a la igualdad
A pesar de que la igualdad es parte fundamental del tejido cooperativista, UCOMUR es consciente de que en las cooperativas de trabajo asociado aún queda mucho por hacer, por ello UCOMUR ha desarrollado una guía para la Elaboración de medidas de igualdad en cooperativas asociadas. Esta guía tiene como objetivo “proporcionar a todas las cooperativas una herramienta que les permita elaborar y ejecutar planes de igualdad y que éstas puedan incorporar la perspectiva de género como elemento transversal en la vida de la empresa para todos sus cooperativistas y/o trabajadoras/es”.
Esta guía no solo está dirigida a grandes empresas cooperativas (el Real Decreto Ley 6/2019 establece obligatoriedad para empresas de más de 250 trabajadores), sino “contiene procedimientos adaptados para la elaboración, aprobación, puesta en marcha y seguimiento de planes de igualdad, para aquellas cooperativas pequeñas y medianas que no disponen de grandes recursos materiales ni personales”.
Las consultoras especializadas en género y guías para la elaboración e implementación de planes de igualdad son cada vez más necesarias en un panorama cooperativista en el que la mujer tiene un gran papel: “Hay sectores muy feminizados, como el de la enseñanza y el de los servicios sociales. La mujer encuentra en la cooperativa grandes oportunidades de autogestión. Es socia y trabajadora y puede arbitrar normas de trabajo en su propia empresa, lo que le permite, por ejemplo, conciliar” explica Juan Antonio Pedreño, presidente de UCOMUR.